La encontramos abandonada luego de ver pasar durante más de 170 años personalidades y acontecimientos que dieron origen, vida y progreso a nuestra ciudad.
En 1845 el salteño Miguel Francisco Aráoz Usandivaras compró la finca San Pedro para explotarla junto a su cuñado Juan Nepomuceno Fernández Cornejo, construyendo una gran vivienda para las dos familias. Originalmente de una planta y en 1876 al instalar el moderno “Ingenio San Pedro” le agregó planta alta, depósitos y galpones para la fábrica.
Junto al portal de ingreso construyó una ventana con reja forjada con varillas de hierro engrapadas y el clásico adorno en “eses” invertidas, que se mantuvo firme durante 170 años hasta que en el 2000 cuando se derrumbó parte del edificio, la protagonista de este rescate histórico fue arrumbada junto a otros recuerdos emblemáticos.
Si la reja pudiera hablar nos contaría sobre los viajeros a S.S. de Jujuy u Orán que vio pasar; del fallecimiento de Azucena Aráoz (esposa de Fernández Cornejo) y del asesinato nunca esclarecido de María Inés Aráoz Solá, hija de Miguel Francisco; de como en 1876 observó azorada el ruidoso paso de las carretas que traían las máquinas de acero del Ingenio San Pedro, acompañadas por el joven Rogelio Leach experto en la instalación de calderas y trapiches; como a principios de la década de 1880 la asustó el paso de la primera locomotora decauville (chorbita) del valle que alimentaba con caña de azúcar el trapiche del Ingenio; describiría con orgullo la visita del Gobernador Eugenio Tello para discutir la fundación del pueblo; también recordaría los equipos que en 1892 trajo la Compañía Mendocina de Petróleo para explorar en las inmediaciones de El Garrapatal; o sobre aquel diciembre de 1897 cuando llegó el Maestro Salvador Canuto Martínez, protagonista de los primeros pasos de nuestra moderna educación; o sobre las reuniones de vecinos para lograr la instalación de un teléfono, del agua potable, del ferrocarril, la construcción de un hospital…
170 años de historia imposibles de resumir en este espacio, pero lo señalado sería suficiente para alentar el recate y puesta en valor de esta testigo, una de la más antiguas piezas de la histórica de San Pedro de Jujuy.
